Esta rúbrica se centrará en temas económicos y empresariales en Rumanía, y con la inversión española y latinoamericana como protagonista, ya sea por lo que hace o por lo que no hace. Podría pensarse que escribirla desde Timisoara y no desde la Bucarest es un sin sentido: es en la capital del país donde “pasa todo”, donde todo se decide y se mueve el dinero. Hay sin duda algo de verdad en ello, pero también puede ser una ventaja: ver el escenario desde platea da una visión de conjunto.
En cualquier caso Timisoara no es ni mucho menos un desierto empresarial. Timis es el “judet” (provincia) con mayor superávit comercial tras Arges, con la diferencia que éste se centra en un único producto, la fábrica de Renault-Dacia mientras que Timis dispone de una completa gama de sectores productivos e industrias. Aquí hay de todo, y fácilmente hablas con todos ya que las distancias humanas son mucho más cortas que en la capital. Es por ello un excelente banco de pruebas para entrar en el país, un buen lugar donde palpar la realidad económica y además de todo ello, aquí se vive muy bien.
Pero centrémonos en la economía, para empezar. Rumanía crecerá este año… o no. En enero Moody’s hablaba de un crecimiento del 2,2%. En mayo Fitch la redujo al 1,6%. El FMI aceptó en agosto que la previsión podría ser del 1%. La estimación ha bajado 1,2 puntos en 8 meses. Si sigue una línea constante, bajará otros 0,6 puntos en los 4 restantes dejando la expectativa en 0,4%. Sabiendo que a menudo las previsiones se estiman con cariño, no sería de extrañar una realidad muy cercana a cero. Por un lado o por el otro. El motivo: la desaceleración europea, que limita las exportaciones del país, y las malas cosechas por la fuerte sequía.
Pero no se crean, no soy pesimista. Todo lo contrario. Creo que el país tiene, a pesar de las estadísticas, un excelente potencial para q